Hace poco más de un siglo se descubrió este colosal río de hielo que ofrece uno de los paisajes más extraordinarios del hemisferio austral. El primer hombre que se topó con él fue Juan Tomás Rogers, un oficial de la armada chilena, en 1879. Eran tiempos de aventureros y buena parte de la Patagonia era territorio desconocido.
Desde entonces no han cesado las expediciones para estudiar, medir o simplemente contemplar su figura. Hoy se puede abordar el Perito Moreno por tierra, mar y aire. Al menos de forma superficial y con crampones, pero no deja de ser un privilegio.
Por lo espectacular de la vista que ofrece, el glaciar Perito Moreno es considerado la octava maravilla del mundo.
La imponente masa de hielo interminable rodeada de bosques y montañas es un espectáculo que pocos se quieren perder. De hecho, este lugar es, junto con Puerto Madryn (Chubut) y las Cataratas del Iguazú (Misiones), uno de los sitios del país más visitados por extranjeros y el turismo argentino.
Se puede llegar hasta el Glaciar en paseos por tierra o alternando etapas de navegación en el recorrido. Si el visitante llega con vehículo propio, debe transitar unos 80 km aproximadamente por la Ruta Provincial Nº 15 desde El Calafate, lo que lleva una hora y media de viaje.
El Perito Moreno es uno de los tantos glaciares que forman el Parque Nacional Los Glaciares. Todos forman el Hielo Continental Patagónico (17.000 kilómetros de extensión) que es una de las reservas de agua potable más importante del mundo. Es que el 90% del agua dulce del planeta se encuentra en las zonas glaciarias y después de la Antártida y Groenlandia, sigue esta región argentina.
La misma se extiende entre los 47º y 51º de latitur sur, llega hasta los fiordos chilenos y en el este hasta los lagos argentinos. El Hielo Continental Norte se sitúa totalmente en la vecina República de Chile, en cambio el Hielo Continental Patagónico Sur se comparte entre las dos naciones.
Aquí nacen todos los glaciares del Parque Nacional, entre los que sobresale el glaciar Perito Moreno. Los turistas pueden acercarse a 300 ó 400 metros de las lenguas glaciarias o realizar una caminata sobre hielo o “minitrekking”.
Rodeado de cumbres nevadas y bosques de lengas y ñires, estos hielos cubren unos 195 km2, es decir, más de la superficie de la Capital Federal, que se encuentra a una gran distancia de 2.800 km.
Un halo de paz infinita sobre la naturaleza virgen, lo convierte en un gran atractivo para quienes quieren disfrutar del aire puro y del sonido del silencio. Sonido que interrumpe sólo el movimiento del glaciar, que constantemente le regala al lago Argentino inmensos bloques de hielo. Estos, al desprenderse del zócalo de ablación, caen en el Canal de los Témpanos produciendo un estruendo profundo y estremecedor.